domingo, 15 de agosto de 2010

So...what is going to be?

Salgo una noche como cualquier otra, pero claro, ninguna noche se parece a otra, y esta no será una excepción. Me acerco a la barra de un bar y pido la bebida de siempre, un whisky con dos piedras de hielo, y me dispongo a ir hacia el sillón de siempre, ese que me atrae especialmente. Acompaso tragos de la bebida mentada junto con caladas a un Lucky Strike y hasta ahí doy por hecho mi ritual de cada noche, es ahora cuando todo empieza. Esta noche una chica me observa desde la barra, trato de ignorarla, pero ella insiste y se me acerca, yo le correspondo con mi mirada mientras voy observando su sensual figura atenuada debido a la iluminación que predomina en el local. Es ahí cuando comienza una nueva aventura, ella se sienta a mi lado y comienza la conversación:

- ¿Siempre andas con ese aura de misterio?

- No es misterio lo que llevo conmigo, aunque si hablas de mi forma de vestir, sí, suelo vestir así. ¿Y tú? ¿siempre hablas con esa voz tan dulce?

Consigo hacer que se ruborice, pero la cosa no acaba aquí y ella no parece ser una mujer común.

- Depende de quien esté escuchando en ese momento, pero sí, suele ser...

- ...como la miel -le completo, y doy un sorbo a mi bebida para aclararme la garganta-. Me he dado cuenta, con esa cualidad puedes poseer a quien desees.

- ¿Ah, sí? ¿De verdad crees eso?

- Estoy completamente seguro de ello.

- Si tan seguro estás ¿significaría eso que podría poseerte si quisiera?

- Y además podrías hacerlo sin que me diese cuenta.

Según termino de hablar me propongo a beber otro trago, pero me encuentro con que ella se ha apoderado de mi vaso, y de mi caja de tabaco, así que apenas unos segundos me dan para darme cuenta de que se ha terminado mi bebida y está encendiendo mi último cigarrillo.

- ¿Decías?

- Eres muy buena, no te lo negaré, pero si esto va a continuar debo advertirte dos cosas: la primera es que no puedes fiarte de mí, por mucha confianza que pueda aparentemente rezumar, no soy más que una serpiente que esperará hasta el momento justo para clavarte sus colmillos.

- ¿Y cual será la segunda?

- A partir de este momento debes escoger, puedo serte sincero desde el comienzo y hasta el final te diré la verdad, de modo que sabrás en todo momento a lo que te atienes, puedo ser el hombre perfecto, la pareja ejemplar, un padre modelo, puedo ser todo lo que quieres que sea sin dejar de ser lo que quiero ser; o también puedo ser un mentiroso compulsivo, puedo inventarme una vida única para tí, puedo contarte mil historias que no han sucedido con tal convicción que creerás que estás en el mismo rincón de mi imaginación en el que se están formando, pero si hago eso, un día me marcharé sin decir por qué...y bien, ¿qué va a ser?

- Miénteme.

lunes, 9 de agosto de 2010

1er Movimiento: La Puerta

- ¿Puedes ver esa puerta?

- Sí, ¿qué pasa con ella?

- No pasa nada con ella, pero...¿nunca te has preguntado qué tiene tras de sí?

- No, ¿para qué? está cerrada y no se abre, necesita una llave, pero no la encuentro.

- ¿Estás seguro de eso? Es cierto que tiene hueco para una llave pero, ¿quién te dice que esa sea la forma de abrirla?

- Para eso están las puertas con cerraduras, ¿no? porque tienen una llave que las abre.

- No todas las puertas tienen por qué tener una llave, al igual que no todas las llaves tienen que abrir una cerradura...piénsalo, tú has estado mucho más tiempo aquí que yo, y esa puerta parece haber estado mucho más tiempo aquí que tú, sin embargo nunca te has preguntado qué hay tras ella, nunca has querido abrirla, sólo te has limitado a pensar en puertas y llaves, que a fin de cuentas son sólo conceptos, pero nunca en por qué está esa puerta ahí.

- Quizás oculta algo.

- Quizás no, ahora sólo te lo preguntas porque yo me lo he preguntado y te lo he preguntado, pero ya no vale, no de la misma forma que si se te hubiese ocurrido a tí.

- ¿Qué tendrá eso que ver?

- Tiene que ver en que ahora soy responsable de tí en cuanto a lo que haya tras esa puerta.

- ¿Quién ha dicho que tenga que haber algo tras la puerta? No tiene por qué haber nada, o puede haberlo todo, pero será decisión mía correr el riesgo de averiguarlo.

- Eso no es del todo cierto, y soy culpable en parte de ello, puesto que yo vengo del otro lado, pero estaré a tu lado si decides continuar.

- ...Sólo respóndeme a una pregunta: ¿Por qué viniste del otro lado?

- ¿No lo recuerdas? Porque tú me llamaste.