miércoles, 28 de agosto de 2013

Me gusta la imperfección de mis defectos.


Proclamo la atelofilia como única forma de vida.

¿Qué le voy a hacer? Si aunque hubiere nacido para ser Dios de la Perfección
En un mundo Imperfecto te labras al desequilibrio.
Y me desequilibré, en todos mis sentidos.
Perdí el rumbo y olvidé mi camino.
Olvidé a mis amigos, los que siempre estuvieron conmigo
hice caso omiso de las flechas
y me tiré por el precipicio.
Me precipité por una cascada de sensaciones nada placenteras
Porque un loco decía
que los artistas ansiaban la calma
tan solo para desear que llegase la tormenta.
Y la tormenta llegó
llegó y arrasó cual huracán
Llego y de ningún modo permitió que los demás se acercasen
Tan solo quien la llave tuviese para poderlo domar.
Pero hay que saber en una tormenta, dónde quieres estar
Si quieres alejarte, huye rápido
Si quieres morirte, quédate quieto
Si quieres pasarla, piensa rápido
Si quieres conquistarla...
No te voy a decir qué hacer para conquistarla
Nada puede domar una tormenta, una vez desatada.
Así es como la naturaleza reencauza las imperfecciones
haciendo, que cual humanos
aprendan de sus horrores.

PD: Yo siempre he sido un loco antinatural, que prefiere seguir quitándose las espinillas de la forma más normal.